martes, 10 de junio de 2008

La más brava de las barras


Literalmente, hay quienes viven de las pasiones; de la adrenalina, que corre por las venas y aumenta la temperatura; de los cantos victoriosos y los insultos mojados en cerveza. En cada juego el Caracas Fútbol Club se alimenta de la furia de su fanaticada.


Todos conocen como “Colls” al baterista de la banda caraqueña Los Paranoias. Éste llega a la música por influencia de su padre –también baterista – y sus primos. De la infancia guarda los cuentos de su madre; entre ellos uno en el que él, de pequeño, protagoniza una historia de bailes sobre carros y ollas usadas como instrumentos musicales.
Sus principales intereses son la música y el deporte, al cual llega por su hermano. “De chamo me gustaba el béisbol, era fanático de los Leones del Caracas, pero ahora me aburre; me atrae el volibol, el básquet, el tenis –aunque no lo juego, pero me gustaría hacerlo- y, por supuesto, el fútbol”, comenta. Colls es un fanático entregado a apoyar al Caracas Fútbol Club a través de la barra de Los Demonios Rojos.
Ingresa a la barra de los Rojos del Ávila en el 2001, ahí desempeña las más diversas labores; siendo percusionista y baterista se encarga de los tambores y de coordinar la parte musical, así como de montar los trapos –que son las pancartas que hace cada persona y que representan lo que la gente siente por el equipo –, unas especies de trofeos que a veces se disputan entre barras rivales.
“A Los Demonios Rojos llego a partir de un pasatiempo; en un país tan difícil y raro como Venezuela, al igual que como pasa con el rock & roll, no hay un movimiento fuerte de fútbol. Nos ha tocado trabajar duro para que la gente vaya al estadio, se anime a ir a apoyar a los jugadores, sienta pasión por el Caracas FC; también nos encargamos de viajar a los juegos, reclutar gente, picar papelitos para la entrada, conseguir fuegos artificiales. Es un trabajo de hormiguita”, explica el baterista.
La barra del equipo se fundó en los 80’, al iniciarse como profesional el Caracas Fútbol Club, y aún permanecen algunos de sus miembros originales. Los Demonios Rojos surgen en el 2000 como una generación de relevo; en ella reina un ambiente de camaradería, lejos de las diferencias políticas que puede haber entre sus miembros todos se unen por el deporte. De unas cuantas docenas de miembros, hoy en día suman más de mil y eso se debe al trabajo que han realizado las barras, el entrenador del equipo Noel "Chita" San Vicente y la directiva.
Colls comenta que la barra se financia con el dinero que recolecta; a veces también logran conseguir patrocinios y cuando deben viajar el equipo les proporciona autobuses. Sus viajes incluyen traslados a ciudades como Valencia, San Cristóbal, Mérida, Trujillo y hasta Cúcuta, Colombia.
“El cuento del viaje a esta ciudad fronteriza fue muy cómico. La Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL) estaba en contra del Caracas porque estaba ganando; a última hora le suspendieron jugadores al Caracas FC; le robaron un juego en Chile contra el Colo Colo con un penalti que nunca fue; le vetaron el Brígido Iriarte, luego de que el equipo siempre jugó ahí, porque el Olímpico no estaba listo y la gente del River Plate lo ensució. La Federación Venezolana no apoyó mucho al equipo, quería que el juego se diera en Maracaibo, pero las directivas y las barras no se llevan bien. De ahí surgió la idea de ir a jugar en Cúcuta; el Caracas FC nos dio los autobuses y viajamos más de ochenta personas”, relata Colls, que además comenta que esta ha sido la travesía más larga que ha pasado con Los Demonios Rojos.
Pero la barra ha llegado más allá, hay dos experiencias más que van del infierno al cielo para el equipo y sus fieles demonios: una fue en Chile, donde los “Rojos del Ávila” se enfrentaron al Colo Colo para perder 4 a 0; y la otra en Argentina, donde el Caracas FC se enfrentó al River Plate, al cual eliminó. Esa fue la primera vez que un equipo venezolano le gana a los sureños en su tierra.
En cuanto a anécdotas, siendo un integrante de Los Demonios Rojos, tiene presente muchos momentos: algunos enfrentamientos por defender a los Rojos del Ávila, “el equipo más ganador de Venezuela: tiene 9 campeonatos ganados, por lo que en otras ciudades no nos quieren”, relata. Así se han enfrentado con las barras del Táchira y Maracaibo, pero “tratando de no ser una copia mala de las barras de otros países. Se dan peleas porque está el rollo del alcohol, por comentarios hacia alguien, pero es cultura del fútbol. Nosotros no buscamos pelear, con esto sólo se logra que la gente no vaya al estadio; al contrario, siempre tratamos de que los juegos sean espectáculos bonitos para que la gente sienta al equipo y vea que juegan un buen fútbol”.
Colls recuerda, en particular, un juego en Valencia, donde su hermano recibió un golpe en la nariz y hubo una respuesta en desproporción hacia la barra del equipo de Carabobo –6 contra muchos–; y otra en la que le partieron una muela al recibir un golpe por detrás, pero comenta que la mayor parte de las experiencias son positivas. “Todos somos hermanos; cuando alguien no tiene dinero para viajar recolectamos plata para que nos acompañe. Somos amigos de años, la temporada del fútbol dura trescientos sesenta y cinco días; siempre nos reunimos para fiestas”.
Entre sus jugadores favoritos del Caracas FC se encuentran Ronald Vargas, “al que desde hace dos años hemos visto jugar menos, pero es la joya del Caracas”, relata; el joven Jonny Mirabal, José Manuel Rey, Javier Toyo y Emilio Renteria.
“Los Demonios Rojos siempre van a estar con el equipo”, finaliza.

Por Laura Vogel – Fotos Nelson Pulido