domingo, 25 de enero de 2009

OJO POR OJO - Debate Enmienda

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, cumplirá el lunes diez años de su llegada al poder ocupado en la campaña proselitista sobre la enmienda constitucional.

¿Qué mejor día para debatir dicha propuesta?

El conjunto de auditorios de la Universidad Simón Bolívar será el escenario: Cuatro universitarios a favor (Sí) y Cuatro en contra (no) aceptaron la invitación de Revista Ojo de dejar a un lado cualquier tipo de violencia y sentarse, en mutuo respeto, a debatir la propuesta de enmienda constitucional.

Todo esto bajo la conducción y moderación de Iván Loscher.

Por el Sí_

*José Antonio Casanova: Presidente del centro de estudiantes de derecho de la UCV.

*Fidel Rodriguez: Estudiante de Lic. Biología de la USB.

*Kevin Ávila: Presidente adjunto de la escuela de trabajo social de la UCV.

*Oswaldo Brito: Estudiante de la Universidad Nacional Experimental politécnica de la Fuerza Armada (UNEFA).


Por el No_

*David Smolansky: Representante Estudiantil ante el Consejo Universitario de la UCAB.

*Roberto Patiño: Presidente adjunto de la Federación de Centros de Estudiantes de la USB.

*José Manuel Olivares: Representante Estudiantil ante el Consejo Universitario de la UCV.

*Alejandro Mejía: VIcepresidente del Centro de Estudiantes de la UNIMET.


¿Alguna pregunta?

Mándala, al siguiente correo, para que el moderador se las haga en el debate:

ojodebate@gmail.com


¡No dejes de asistir!


Hora: 11:30 am
Lugar: Universidad Simón Bolívar, conjunto de auditorios.
Fecha: Lunes 02 de febrero

lunes, 12 de enero de 2009

Video OJO

NUESTRO VIDEO

Lectores,

Reciban un cordial saludo de parte de todo el equipo de Revista Ojo. Queremos invitarles a que visiten nuestro videito. Este resume nuestro trabajo en este primer año de publicaciones. Son tres y contando;

Con tus propios Ojos:
http://www.youtube.com/watch?v=Qk4Nfm2byhY

Un caluroso abrazo,

Equipo Ojo.
ofic. 0212 7510137


Cuenten con nosotros ... 1,2,3

Revista OJO ha dejado claro que es "ojo porque te ve". Durante el 2008 este magazín único en su especie contó con tres impactantes ediciones; pero hubo más: OJO fue más allá del papel, ello se demostró con sus eventos y cursos. Arrancó con un Foro de Finanzas Personales realizado en compañía de Econoinvest Casa de Bolsa; Impartió un curso de comida japonesa; otro curso de coctelería; dos fiestas para prensa, estudiantes y empresarios; junto a dos Flash Mob organizados para el British Council. Toooodo eso en menos de 8 (ocho) meses.

Con nuestra fiesta de cierre del año, demostramos a los invitados lo que OJO representa para sus colaboradores, lectores y sobre todo, para su propio equipo de trabajo. Este video - en el que participaron artistas y personalidades reconocidas como Manuel Caballero, Iván Loscher, Albi de Abreu, Pastor Oviedo, Graciela Beltrán, Boris Muñoz, Arianna Quintero, entre otros - resume todo el empeño y cariño que supone este proyecto.

Estos son algunos testimonios:

"Ojo es el nacimiento de una revista alternativa bien interesante" Albi de Abreu

"Una iniciativa muy interesante pero sobre todo muy, muy, muy bien llevada" Arianna Arteaga Quintero

"Es una excusa más para que agarren algo impreso que tenga letra" Iván Mata

"Me parece genial que se pueda producir una revista universitaria que sea tan inteligente" Jorge Sayegh


¿Quieres saber más?

Ingresa a nuestro video y entérate por tus propios Ojos: http://www.youtube.com/watch?v=Qk4Nfm2byhY

viernes, 9 de enero de 2009

Sidewalk art!

Acá he vuelto a ustedes. Lagania’ para sus ojos (imagínenlo literalmente) les trae un poco de arte para sus ojos. Paseaba por los canales de TV en una de esas noches de poco sueño, cuando al ver imágenes de arte urbano me detuve por simple curiosidad. Se trataba de un artista que se dedica desde los 90 a plasmar sus obras, inventos, imaginaciones, en el pavimento.



Sí, en plenas aceras y no precisamente en tamaño de una baldosa. Son inmensas obras hechas con sus manos utilizando tizas de variados colores. Han sido plasmadas en las calles de países como Francia, Inglaterra, Alemania, y hasta Australia, y su difusión por Internet es cada vez mayor.



El arte de Julian Beever se basa en la creación de ilusión óptica en 3D, pero que particularmente es apreciada desde un punto específico. La denominó como Anamórfica, y le deja todo a la perspectiva.



Se preguntarán por qué no lo arrestan, y es que este británico logró que las autoridades le otorgaran permiso para utilizar las calles porque la tiza se borra rápidamente.



¿Cómo lo hace? Aquí se lo dejo… Fascinante, ¿no?

martes, 6 de enero de 2009

Año nuevo: risas de paquete



Tengan todos un buen estreno: disfruten de sus días 0 kilometros y, si pueden, guarden unos cuantos para el año que viene; hay que ser precavidos como las hormiguitas, no vaya a ser que llegue el invierno y seamos cigarras heladas.

Dejemos de lado los lloriqueos pasados y empecemos el año con risas. El Ante-Ojo se disfraza hoy de los tres reyes magos a la vez; porque tres es el número de ejemplares que lleva Revista Ojo, porque al Ante-Ojo le gusta surfear en la interminable ola pop que mueve al mundo y porque es más original ser tres cosas a la vez que solo una.

Hoy el Ante-Ojo les trae de regalo tres de los videos que tienen la capacidad de alegrarlo en cualquier momento y sacarle una risotada hasta en el más profundo abismo del stress.


Y para que todos los facebookmaníacos se aprendan su himno, "The Facebook Song":



Con el fin de que admiren los avances de la tecnología lúdica les presenta al primo menos cosquilludo de Elmo:



Para que meneen las asentaderas les regala un viaje al pasado con MC Hammer y su "U can't touch this":



¡Feliz estreno de año!

Se despide nuevamente,


El tres veces coronado Ante-Ojo

lunes, 5 de enero de 2009

¡Sus comentarios y correos nos llegan!

Buzón de entrada OJO



Revista Ojo está hecha con la voz de sus lectores. Todo cabe, siempre y cuando haya nombre y apellido. La invitación es a que participen y escriban. ¡La línea está abierta! Cualquier cosa, cualquiera, peguen un grito. Escriban en nuestra página web www.revistaojo.com, llámenos a nuestras oficinas 0212 887-5354, mándenos mensajitos de texto a nuestros celulares Digitel 0412 2720664 / 0412 6278727. Búsquennos en las universidades. Digan “ojo” tres veces y, al estilo Beetlejuice, ahí estaremos. ¡Gracias por sus mensajes!




Entre mi casa y la universidad hay tres charcos. Basta que llueva un poco para que aparezcan. El primer charco está a un lado de las canchas de tennis de Prados del Este, el segundo está en la Autopista y el tercero está en La Carlota. Los charcos molestan a todos pero no indignan a nadie. Nos hemos acostumbrado a ellos así como nos hemos acostumbrado a tantas cosas sin sentido. Este párrafo es incoherente pero los tres charcos también lo son y en algún lugar me tenía que quejar.
Eduardo Ascanio
Universidad Monteávila
Comunicación Social



Hola! la verdad recibí la segunda edición de la revista OJO en la UCAB y me encantó! quería pedirles que me la enviaran cada vez que salga =)
Gracias de antemano,
María Grazia Tangredi T.



Hola. Primero que todo felicitaciones por la revista. Que bueno que al fin hubo un grupo de gente que se dio cuenta del gran poder que tienen los medios de comunicación y de todo lo bueno que se puede hacer si se hace un uso correcto de ellos. En los últimos años tanto la televisión como la radio han decaído intelectualmente y es excelente que ustedes, con esta revista, puedan ayudar a que se comience un nuevo período en donde los medios en Venezuela tengan un contenido menos superficial y más formativo. Todavía no he tenido total contacto con la revista y quisiera saber cómo la puedo adquirir ya que me interesa mucho este medio.
Patricia Palumbo.
Estudiante de Comunicación Social.



¡Me encanta! Ojo es la primera revista que me ve sin yo haberla visto con anterioridad. No sé quien los ha asesorado, pero de verdad que se la han comido con las ediciones que llevan hasta el momento porque yo, que ahora la conozco, no quiero dejar de leerla.
Laura Dos Santos
3er año de Odontología
Universidad Santa María



Buenos días, amigos de revista OJO,
Mucho gusto, mi nombre es Roxana Argüello. Soy manager de la agrupación venezolana Fractaler. Me dirijo a usted para presentarle este proyecto de indie - pop - rock, con influencias de artistas como Radiohead, The Cure, Rem, Pink Floyd. Puede visitar nuestro myspace en www.myspace.com/fractaler. También estamos en el facebook, simplemente escribe la palabra "fractaler" en el buscador y allí aparece nuestra página. Me encantaría obsequiarle nuestra última producción discográfica llamada "Y Calm", ¿dónde se la podría enviar? En Noviembre haremos una presentación en el CVA.
Gracias mil por su tiempo y atención,
Roxana - Manager Fractaler



Lo más importante que puedo decir acerca de Ojo es que los que allí trabajan o colaboran tienen un gran futuro por delante. Me atrevo a decir esto porque para que un equipo de jóvenes lleve adelante un proyecto como este tiene que estar formado por excelentes profesionales e impresionantes emprendedores.
Paula Latorre
7mo semestre de Psicología
Universidad Metropolitana



No sé si Ojo nació a raíz del “movimiento estudiantil”, pero, independientemente de eso, me gusta que se enfoquen en asuntos que atañen a los jóvenes –como música, rumba, bolsillo, ciudad y personalidades importantes que son ejemplo a seguir– y no exclusivamente en la situación política actual de nuestro país; ya tenemos suficiente con palparla en todos los periódicos, emisoras de radio y canales de televisión.
Raúl de la Fuente
1er semestre de Educación
Universidad de Margarita



Ojo es la pura evidencia de que en Venezuela hay futuro. Nuestro país necesita talento e innovación como los que aporta esta excelente propuesta universitaria.
Corina Peña
8vo semestre de Psicología
Universidad Metropolitana



No me acuerdo quién fue que dijo, ni dónde escuché, que los jóvenes son, no sólo las generaciones de relevo, sino los que tienen el futuro del país en las manos. Eso es lo que esta revista representa para mí; es algo que puede convertirse, más adelante, en una matriz de opinión muy fuerte.
Alejandra Moreno
9no semestre de Comunicación Social
Universidad Santa María



Excelente revista, muy bueno el trabajo a nivel de contenido y el formato que le han dado; estoy segura que este proyecto seguirá creciendo porque es el producto de un trabajo de calidad con un estilo fresco y juvenil.
Marjorie Chejin
8vo Semestre
Universidad Metropolitana



¡Hola! ¿Cómo están? Mi nombre es Vanessa Nucete, tengo veinte años y estudio Comunicación Social en la UCAB. Les escribo porque me enteré por una amiga, y por el grupo de Facebook de Ojo, que se puede participar en la revista colaborando con artículos; me encantaría y estaría súper interesada en ayudarlos. A mí la revista me parece un éxito total... ¡jajajajaja! No es un cliché aburrido, en realidad; ¿qué mejor que un producto sea DE universitarios PARA universitarios?
¡Realmente estoy muy interesada y dispuesta! Estaré esperando con gusto alguna respuesta.
Que estén bien, y sigan ojeando todo lo que puedan.
Saludos,
Vanessa Nucete
Comunicación Social
Universidad Católica Andrés Bello



Vivir en democracia no es solo ir a elecciones cada semestre o cada año, vivir en democracia es respetar la constitución; es respetar la vida humana, los derechos individuales de cada ser; es la separación de los poderes públicos; es la implementación de la justicia sin distinciones políticas de ámbito ideológico –y me refiero a los que disentimos de éste régimen. Todas estas son características de la democracia… entonces, lector, ¿vivimos en una democracia?
David Tinoco
2do año de Derecho
Universidad Monte Ávila



Ojo tiene temas muy interesantes; me encanta leerla porque no se parece a ninguna otra revista. Me parece genial que los chamos que la hacen sean estudiantes, porque saben lo que nos gusta al estar en la misma onda. La revista está muy bien hecha y muy bien estructurada; además, toda mi familia la leyó y le encanto, así que no solo es interesante para los jóvenes. Me hizo reír mucho “Ciudad Panorámica”, el artículo de Charles Brewer me dejó súper impresionada y las ilustraciones me encantaron. Espero que sigan así de bien, que sigan teniendo el éxito que han tenido e incluso más, porque esta revista promete.
Vanessa Valente
1er año de Derecho
Universidad Católica Andrés Bello

Pluma & Papel: LOS MANGOS

Federico Vegas


Arquitecto de profesión y graduado de la Universidad Central de Venezuela. Federico ha impartido clases de Diseño Arquitectónico en su Alma Mater y en la Universidad de Princenton. Tras haber dedicado parte de su vida a la estética urbana, dio paso a una nueva faceta: la literatura, a la que considera "lo mismo de la arquitectura" pues en ambas se narra y se construye un escenario donde ocurrirán otras cosas. Su especial talento le ha llevado a publicar tres cuentos, tres novelas, dos colecciones de ensayos y artículos periodísticos. Además, ganó el primer lugar en el concurso anual de cuentos del diario El Nacional. En Ojo estamos muy contentos de poder contar con un cuento de su autoría en nuestra segunda edición.




Por Federico Vegas

Los Mangos




I
Mi colegio quedaba al norte de Chacao, muy cerca del Ávila, donde la ciudad se va deshaciendo en montaña. Los primeros años los pasé rodeado de monjas y de mangos. De las monjas sólo recuerdo un olor a tela planchada demasiadas veces, y algunas manos y mejillas. De los mangos tengo más recuerdos. Nunca he vuelto a ver tantas ramas cargarse y descargarse con armonía tan pletórica.
Nuestros días transcurrían entre el blanco y el amarillo. Llegábamos al colegio con temores hacia ese brillo almidonado de las cofias que a toda hora encandila, y regresábamos a casa con ensueños de conchas y firme pulpa.
Cada día de la semana nos amontonábamos olorosos a huevo tibio en una camioneta manejada por un estilo distinto de madre. Se turnaban los viajes: Chevrolet verde, pálida, chiquita y ausente los lunes. Opel blanca, nueva, somnolienta y amante de la música los martes. Los miércoles, una Renault negra tiesa y pendiente del espejo retrovisor. Una Ford crema, bella y serena como sólo puede serlo una madre, los jueves. Pontiac azul y olores divinos los viernes.
La mujer de los viernes se recién estrenaba de señora, y le divertía serlo. Disfrutaba observando a las otras mujeres que en otras camionetas esperaban a otros niños con otros bultos, y de todo lo que entraba y salía de su nueva camioneta, de su hijo, de nuestros recuentos del día entrecruzándose por los asientos. Su alegría siempre era nueva e inesperada. Le brotaban desde carcajadas que la obligaban a dar frenazos hasta suspiros imperceptibles con ligeros vaivenes de cabellera y volante. Yo la espiaba siempre de perfil y con sigilosa pasión. Me pasaba todo el viernes aguardando ese último viaje de vuelta a casa, cuando ella nos esperaba al final de la tarde, con la puerta abierta, bella, perfumada y feliz de recogernos.




II
Su hijo, el más pequeño del grupo, era de esos que se abrazan al bulto. Como demostración de mi veneración por su madre, decidí protegerlo. Me convertí en un ángel guardián invisible que lo vigilaba a distancia en los recreos. Una mañana había viento y los árboles se mecían generosos. A los mangos no hacía falta tumbarlos, caían maduros y lentos sobre las monjas, sobre los techos de asbesto, en los bebederos, entre los pies o espantando a las avispas frenéticas que lamían la carne de otros mangos recientes.


Cerca de los baños alguien molestaba a mi protegido empujándolo contra un árbol de cachitos, y decidí lanzar en secreto un mango verde contra el agresor. Pero siempre he tenido más fe que puntería y esa vez le pegué al hijo de mi Reina en la frente, con tal fuerza, que cayó sin sentido frente a su enemigo. El efecto fue mágico: cuando el agresor vio a su presa desvanecerse por el impacto de un mango que caía del cielo, llamó a otros compañeros y les explicó lo sucedido. El grupo rodeó a la víctima con respeto. Yo también me acerqué a los bordes del círculo. Observamos la palidez de su desmayo y discutimos si estaría o no muerto. Detallamos los primeros temblores en los párpados y la expresión de los ojos cuando volvió a enfocar. Todos querían saber qué formas y colores aparecen cuando uno se desmaya. El resucitado demostró tener creatividad espiritista y adquirió cierta popularidad.
Esa tarde aprendí que un verdadero Angel de la Guarda sólo puede recurrir a métodos etéreos, más dependientes del azar que de la cordura. Camino a casa en la Pontiac azul escuché orgulloso la versión de mi protegido, mientras su madre manejaba con una mano y con la otra le sobaba el chichón oloroso a pepsina.
Algo estaría percibiendo la madre de mi abnegada vigilancia. El próximo viernes en la mañana, apenas me monté en la camioneta, ella alargó el brazo y su mano flotó sobre mis pantalones cortos en un vuelo rasante que hizo levitar mis rodillas. Creí que iba a tocarme, a palparme, y cerré los ojos. Al abrirlos, vi como sus dedos aterrizaban en el seguro de la puerta. Era tan sólo el ritual de siempre.




III
El viernes que cambiaría mi vida, mis ansiedades se fueron alborotando durante el día, y no había mejor manera de calmar los nervios que comer mangos. El arte supremo era escoger en el árbol uno maduro, tumbarlo con uno verde, y agarrarlo en la caída para que no se magullara al chocar contra el suelo. Yo tenía tan mala puntería que una vez mi primo Luis Gerónimo me dijo con sincera preocupación:
Lanza con los ojos cerrados, deja que la suerte te ayude.
Mi brazo, caprichoso y desobediente, no guardaba relación con los designios de mis ojos. Aún así, nunca perdí la esperanza de tumbar el mango ideal. A veces aparecía uno, más allá de las primeras ramas, y había que fijar la vista donde una ráfaga de viento había permitido al sol hallar camino y encender brevemente aquellos matices dorados y rosados, tan de piel. Uno lanzaba al embudo de sombras donde había estado aquella aparición y esperaba los murmullos alados del mango al caer entre las hojas. Esa era siempre mi meta, aquel mango imposible, de dudosa existencia, que justificaba mis cientos de lanzamientos erráticos con su utopía. Una sola vez logré tumbar uno, y era tan noble y hermoso que no me atreví a comérmelo. No hacía falta, aquel único triunfo premiaba con creces mi infancia de desaciertos.
Todo defecto se explica en una virtud. Si bien yo era inútil para acertar en lo lejano, y malo coordinando la vista a esos súbitos movimientos de mi cuerpo que requiere un lanzamiento; tenía, en cambio, una asombrosa facilidad para trepar. Moneaba matas como nadie en el colegio. Más de una vez bajé intactas hermosas frutas de árboles que los cazadores suponían vacíos. Recuerdo que iniciaba el ascenso con un primer abrazo amodorrado a la parte más gruesa y rugosa del tronco. Este primer paso era áspero, sin emociones; pero apenas llegaba a las primeras ramas y con pausas y lentitud comenzaba la selección de las posibles rutas, vibraba en mi piel un suspenso que se tragaba la pereza y el miedo, y ya sólo pensaba en ascender.
Llegué a distinguir con fugaces golpes de vista lo flexible de lo seco, la proximidad de hormigas y avispas, las distancias que se ajustaban a mis saltos. No siempre la razón y el cálculo guiaban mis aventuras, a veces había un último centímetro, una última tentación cuyos riesgos desconocía y me quedaba alelado, sin pensar en nada, como si la ignorancia me hiciera más etéreo. Aquellos estados de angelical inocencia ciertamente han debido protegerme de caídas terribles.
Ya en las alturas lanzaba los mangos a mis amigos que los atajaban en la camisa como los bomberos a los suicidas. Uno por uno, hasta llegar al más bello, el cual soltaba gritando orgulloso mientras abría la mano:
¡Este es el mío!
Terminada la faena, tenía algo de tiempo para dar un vistazo al colegio y a la ciudad, para pensar en mis cosas. Ese viernes pensé, con la copa del árbol en la cintura, que si ella me viera allí, tan alto, más ágil y valiente que todos en el colegio, que su marido y mi padre, se avergonzaría por estar enamorada de un niño. “No importa”, pensé, yo sabría perdonarla.
Al bajar sólo hacía falta distender mi cuerpo y dejar que la gravedad se apoderara de mis músculos. Apenas rozaba las ramas en mi viaje por una ruta que ya había conocido bien durante el ascenso.
Ya sentado en las raíces, comía mangos en silencio. Ese viernes, comí demasiados. Lo mejor era el primer mordisco. Rasgar la concha, revelar la fruta, dejar al jugo viscoso bajar por el cuello, cerrar los ojos hasta unir olores y sensaciones, sabores ácidos y dulces, a los besos que algún día habría de dar y recibir.




IV
Ese viernes había estado comiendo mangos desde la mañana, dos por recreo, chupando la pepa hasta dejarla blanca, carrasposa y lampiña, hasta hartarme y odiar las hilachas que se aferraban a mis dientes como dolorosas cuñas.
Cuando faltaban minutos para el timbre de salida, en un breve y pésimo cálculo de los verdaderos propósitos de mis vísceras, confundí vientos con chubascos y me llevé la peor sorpresa que un enamorado puede soportar un viernes en la tarde, justo a las cuatro y media, hora de partir a mi ansiada cita semanal.
Corrí hacia la camioneta tratando de dejar atrás varias de esas gordas moscas, conocidas en Villa Loyola como rondaloncheras. Varias habían olido ese manjar que las enloquece y se había corrido la voz. Todas sabían ya de mi tragedia. Corrí, corrí mucho. Creo haberle dado la vuelta a varios árboles para despistarlas, pero apenas entré en la camioneta y tranqué la puerta me di cuenta de que se había colado la más terca y golosa. Apreté las piernas con fuerza mientras la mosca de ojos verdinegros, aprovechándose de mi inmovilidad, exploraba y vibraba enloquecida, lamiendo la tela de mis pantalones de caqui.
Como éramos varios niños pensé que me convenía sentarme con desenfado en la punta de adelante y así lucir más inocente que los de atrás. Quise creer que la evidencia, más bien pequeña y fría, ya estaría seca, pero al ver a mi Reina sonriente, con zarcillos de grandes aros dorados brotando por entre el cabello suelto, retornó aquel terror pegostoso.
A las tres cuadras ella diría unas breves palabras. No sería algo indirecto como: "Foti, foti, foti"; o un hipócrita "¿Alguien aquí cómo que pisó algo?..”; o el terrible: "¿Quién fue el cerdito?". Su frase y su expresión serían simples y sinceras. Me preguntó con aire de alegre complicidad mientras me acariciaba la pollina:
—¿Te cagaste, mi amor?
Todos en la camioneta rieron tranquilos y sin malicia gracias a aquella dulce canción. La mierda aún era parte de nuestro reino y ella había sabido darle dulzura a mi desgracia. Es cierto que una mujer puede ser bella y comprensiva, pero quizás asumí desde entonces, con demasiada convicción, que la belleza es sinónimo de comprensión y ternura.
Esta peligrosa interpretación he podido superarla o, al menos, orientarla a mi favor. Lo que desde entonces no ha tenido cura es mi definitiva aversión a los mangos, alergia que en verdad lamento.


Foto: Paula Maso
Por Adrián Salas De Urarte

La fórmula que usó un geek para convertirse en estrella de la música electrónica

Música + Genio + Computadoras = Nuuro


“¿Nuuro?”, dije. “Sí, Nuuro es el niño prodigio de la música electrónica”. Fue en una conversación con un amigo cercano y con ese diálogo cuando, por primera vez oí de Alejandro Ghersi, un geek de la computación cuya música era escuchada por numerosas personas teniendo tan sólo dieciséis años. Hoy en día, poco después de haber cumplido su mayoría de edad, ha logrado convertir lo que empezó como un hobbie en un proyecto desarrollado en Venezuela, México, Estados Unidos y varios países de Europa y Asia.



Todo parte de 256 MB


A pesar de que estudia música desde muy pequeño, el fenómeno Nuuro comienza a los quince años de Alejandro por una adicción a los juegos de computadora y al diseño gráfico. Para el momento, es miembro de varias comunidades de arte en internet donde conoce, por medio de un diseñador, un programa para componer música. “Cuando empecé con el programa no tenía idea de lo que estaba haciendo. Ya sabía lo que quería, porque había estudiado música clásica, pero no sabía como traducir eso en la computadora. Así que le comencé a dedicar tiempo al programa, a familiarizarme con él”, explica Alejandro.
Bastaron cinco meses para armar un pequeño repertorio que constituyó su primer EP –reproducción extendida o extended play en inglés - titulado In transit, el cual grabó entero en su casa. Mediante un amigo contactó a Eduardo Lárez, ingeniero de sonido en vivo de Los Amigos Invisibles, quien acordó mezclar la grabación. El resultado fue tal que Lárez puso en contacto a Nuuro con Cheo, el guitarrista de Los Amigos Invisibles, y, como consecuencia, un tema de Alejandro fue incluido en el compilado Dance Venezuela, un disco elaborado por los autores de “Ponerte en cuatro” y “Cuchi cuchi”. “Ese fue mi primer cheque por hacer música”, comenta Alejandro Ghersi.
Paralelamente, y de forma casi “accidental”, logró que el EP fuese editado por una disquera mexicana llamada Poni Republic. “Estaba diseñando la portada para una disquera online y aproveché para mostrarles mi música. No les gustó porque era muy «fresa», pero me pusieron en contacto con la gente de Poni. Nunca pensé que saldría nada de ahí; como dije antes, lo mío era el diseño. Para mi sorpresa, aceptaron la propuesta y la editaron”. In Transit se convirtió en un éxito en México, haciendo que el contrato se extendiera a la edición del EP Paper Heart y del disco All Clear.



Upgrade a 1 GB



Al terminar el bachillerato, se mudó a Estados Unidos para continuar sus estudios musicales en la Universidad de Nueva York. Aunque parezca extraño, fue a partir de ese momento que comenzó a escribir letras en español. “Cuando me mudé, me di cuenta de lo mucho que extrañaba Caracas. No dejé que [eso] me frenara, simplemente lo drené en mis letras. Aproveché al máximo las ventajas de estar en una ciudad como Nueva York, me hizo crecer”, explica el geek de Nuuro. Durante los nueve meses que ha vivido afuera grabó Real Friends, un disco que editará Gozadera Records, y su último EP bajo el nombre Amigos.
Esta última grabación sirvió de promoción para su primera gira internacional, la cual se desarrolló en tres ciudades mexicanas –Ciudad de México, San Luís de Potosí y Guadalajara–, durante el pasado mes de mayo, con el apoyo de MySpace Latinoamérica. “La gira fue un upgrade para mi proyecto. La experiencia que me dejó es invaluable; imagina estar en una ciudad pequeña, en la mitad de la nada, y tener a más de quinientas personas cantando tus letras. Fue increíble, aunque confieso que no quisiera volver a hacer una gira solo, sentí mucha presión; funciona mejor ir con una banda detrás”.
Entre los frutos de la gira se incluye el inicio de una relación entre Nuuro y Noise Lab, la disquera independiente más grande de Latinoamérica. “Es la primera propuesta fuerte que me hacen con dinero de respaldo y mucha promoción. Estamos negociando el producirle a una banda de Japón y la promoción de próximas grabaciones”.



Sus fans preguntan:



¿Cuáles son tus artistas preferidos? (Jacob Coleman EEUU)
—“Me gustan mucho Björk, The Postal Service, Daft Punk, Square Pusher, Radiohead, entre otros. Pero por ahora estoy escuchando mucho FPU, lo acabo de descubrir”.

¿Qué piensas de los posers; es decir, aquéllos que escuchan tu música pero aparentan pertenecer a alguna tribu urbana, aunque en realidad lo hacen por moda? Por ejemplo los Nürave (John Salas Venezuela)
—“No les presto atención. ¿Cómo me voy a molestar con alguien que escucha mi música sólo por cómo se viste o por lo que hace?”

¿Fans del cielo o del demonio? (Valeria Bolívar Venezuela)
—“Del demonio”.

¿Cómo realizas tu proceso de composición? (Chad Jamian EEUU)
—“Por lo general empiezo por los beats, luego me dejo llevar por el sentimiento que me pida la canción. Suelo componer de una forma muy melódica”.


Sus datos…

Si quieres oír su música, ingresa a http://www.myspace.com/nuuro; allí podrás descargar gratis algunas de sus canciones. También deberías escuchar los remixes que hizo de canciones de Famasloop y Viniloversus, junto a su trabajo de producción en los próximos discos de Los Amigos Invisibles y Caramelos de Cianuro.

Mochilero: Juan Mejía cuenta su viaje por Latinoamérica





Por Juan Mejía


Más allá de las fronteras sí existe el cambio


Mi nombre es Juan Mejia, estudio en la Universidad Simon Bolivar y ocupo el cargo de presidente de la Federación de Centros de Estudiantes. He vivido una vida normal, adaptándome a las circunstancias, a la inseguridad, desconfiando de mucha gente y cuidándome. Vivimos en tiempos difíciles. A nuestra generación, esa que nació hacia finales de los años 80’, le ha tocado vivir una época de violencia, miedo y desconfianza. Ante tal panorama hemos visto a muchos rendirse; hemos escuchado frases como: “Las cosas son así y punto”, “El venezolano es como es”, “Somos flojos”… Lo que la gente quiere saber es cómo vamos a sacar a este país adelante; qué debemos hacer, cómo nos vamos a organizar. Ese es el reto. La pregunta entonces es ¿por dónde empezar? Y eso es lo que les vengo a contar.

Colombia, Ecuador y Venezuela son países realmente cercanos. Últimamente han cobrado fuerza los nombres de cuatro ciudades que, de una u otra forma, han pasado a ser ejemplo de progreso en Latinoamérica; me refiero a Guayaquil, Quito, Bogotá y Medellín. Curiosos por saber cómo era que estaban progresando, mi hermano y yo decidimos utilizar los ahorros que nos habíamos ganado en una venta de quesos frescos que vendimos nosotros mismos.







El viaje fue realmente extraordinario. Fuimos prácticamente de mochileros: viajábamos en autobús, dormíamos en el lugar más barato que encontráramos y comíamos lo que nos alcanzara. Pero, en general, descubrimos que efectivamente la pobreza, la corrupción, la inseguridad y el desorden son problemas que sufren numerosas países de latinoamérica.

Guayaquil es la ciudad más grande de Ecuador, tiene casi cuatro millones de habitantes. Sus gobernantes y sus ciudadanos creyeron en un cambio; desde hace más de diez años la ciudad viene viviendo un proceso de transformación que la ha convertido en un destino turístico envidiable. Es poco lo que podemos contarles por aquí, pero, para darles una idea, les mostraré una breve enumeración: Guayaquil tiene uno de los aeropuertos mas modernos del país; el centro de la ciudad es impecable; la bahía, que antes era el lugar mas peligroso de la ciudad, se convirtió en el malecón más visitado del país –el Malecón 2000–; tiene medios de transporte alternativos –metro vía–; posee un barrio que fue convertido en una zona exclusiva de bares que administran sus mismos habitantes –cerro Santa Ana– y hay intervenciones por doquier en las zonas mas pobres de la ciudad –el Guasmo Sur.

Por otra parte, encontramos a Quito, capital de Ecuador, que cuenta con una geografía muy particular que consta de un valle de 42 Km. de largo y 8 Km. de ancho. Quito era una ciudad olvidada, rodeada por un anillo de pobreza; sin embargo, desde hace más de diez años se ha hecho un plan de desarrollo que asoma un futuro prometedor. Están construyendo un nuevo aeropuerto; el casco histórico es patrimonio mundial de la UNESCO y tiene una belleza impresionante; los vendedores ambulantes han sido organizados –Mercado de Lipiades–; la ciudad cuenta con un sistema de transporte alternativo –trolebús, eco vía y el metrobús– y nuevamente vemos intervenciones muy interesantes en las zonas mas pobres al sur de la ciudad –Parque Las Cuadras.

Colombia es un caso muy particular; la violencia ha, definitivamente, marcado al país. Creo que tampoco es fácil entender la magnitud de la situación que han vivido; sin embargo, les cuento tres anécdotas que quizás ilustren un poco el asunto: en 1985, un movimiento guerrillero tomó el Palacio de Justicia en Bogotá y, para sacarlo, el gobierno tuvo que meter tanques en la ciudad y derribar el recinto; durante la misma época, Pablo Escobar ofrecía un millón de pesos por cada policía asesinado en Medellín; y, en el año 1998, las FARC tomó la ciudad de Mitú, capital de una provincia.

Ante este escenario pudiéramos pensar que es imposible salir adelante; no obstante, gracias al esfuerzo de muchos estas ciudades lo han logrado. Bogotá, la capital del país, cuenta con aproximadamente diez millones de habitantes y constituye el ejemplo más claro de cómo una ciudad latinoamericana inmersa en problemas puede surgir. Cuenta con uno de los sistemas de transporte mas avanzados de Latinoamérica –el transmilenio–; tiene un centro ordenado y desarrollado; el lugar mas violento de la ciudad ahora es un parque envidiable –El Cartucho–; tiene bibliotecas publicas de calidad en las zonas mas humildes –El Tintal y El Tunal–; ha disminuido impresionantemente sus índices de violencia; y ha invertido grandes sumas en las zonas mas pobres –Ciudad Bolivar.

Medellín está completamente rodeada por barrios populares; en los años 90’ era la ciudad más insegura del mundo: tenía trescientas muertes por cada cien mil habitantes. Desde hace unos seis años su realidad ha cambiado enormemente; las obras que se han hecho son impresionantes: sistema de transporte alterno –metro y metrocable–; construcción de imponentes parques bibliotecas; recuperación de espacios públicos –el Parque de los Pies Descalzos, el Jardín Botánico y el Parque Lineal Moravia–; recuperación del centro –Paseo Colón–; ayuda a los microempresarios –Cedezos– e intervenciones en las zonas mas pobres –como la Comuna Nor-oriental– con canchas deportivas, colegios, centros de salud, recuperación de espacios públicos y medios de transporte. Hoy en día la taza de homicidios de Medellín es solo de veintisiete muertes por cada cien mil habitantes.

Estas ciudades –que hace tan solo quince años estaban en situaciones incluso peores que la nuestra– le han demostrado al mundo entero que con esfuerzo, dedicación y perseverancia las cosas sí pueden cambiar. Quisiera por un momento que creyésemos en el cambio; que soñáramos con una ciudad mejor y que pensáramos que para llegar allí tenemos que asumir una responsabilidad. Basta de creer que la transformación de nuestros pueblos no depende de nosotros. La oportunidad está sobre la mesa, solo nos queda asumir el reto y mostrarles a todos que juntos podemos lograrlo.

UNA TERCERA EDICIÓN PARA UN TRES MÍSTICO




Por Alejandra Pizarro


El número 3 de una 3era edición


“Cuando era pequeña mi mamá siempre me decía: “Cuento hasta tres, Alejandra”, y nunca decía qué iba a hacer si llegaba al tres, aunque sonaba amenazante. Generalmente, pedimos, tenemos o buscamos tres opciones para cualquier situación de nuestro día a día y muchas veces nos vamos con la idea de que “a la tercera va la vencida”.




En una onda de realismo mágico, aquel martes me sumergí en la pizarra de acrílico y en cinco minutos creí que había encontrado la inspiración divina. Ya había tratado de conseguir las respuestas de la vida en los pizarrones de los fríos salones en los que presentamos las pruebas de admisión para la universidad. De hecho, la primera vez que lo intenté –en uno de la UNIMET– me quedé mirando el blanco acrílico por casi quince minutos en una suerte de trance intelectual –que en verdad fue menos intelectual que trance–, mientras trataba de descifrar cómo se suponía que entraría a la universidad volteando diez benditos cubos wannabe 3D que estaban impresos en una planísima hoja de papel.

La segunda vez, gracias a Hegel, fue que entendí lo útil que es una pizarra de acrílico. Necesitaba un norte al cual acudir para que el profesor ignorara la separación “cuerpo-alma” que estaba sufriendo en ese momento. Ese día de verdad que pensé en la vida, en mi vida, y en todo lo que se puede pensar en cinco minutos y, de repente, me pregunté lo que me tardaría tres años en volver a retomar; fue Hegel, con todo ese cuento de la dialéctica, la tesis, la antítesis y la consecuente síntesis lo que me hizo volver sobre mis pasos perdidos y pensar… pensar… pensar… De repente, me pregunté –así: sin anestesia, ni coherencia–: ¿por qué la mayoría de las cosas vienen en grupos de tres?




Cuando era pequeña mi mamá siempre me decía: “Cuento hasta tres, Alejandra”, y nunca decía qué iba a hacer si llegaba al tres, aunque sonaba amenazante. Generalmente, pedimos, tenemos o buscamos tres opciones para cualquier situación de nuestro día a día y muchas veces nos vamos con la idea de que “a la tercera va la vencida”.

Ya llevamos tres ediciones, tres eventos y tres números de Ojo. Les cuento un secreto: lo del tres no es casualidad, ni me lo inventé. Eso sí, dicen que la verdad es subjetiva; por ende, no sé qué tan verdadera sea esa verdad que conseguí en aquella pizarra de acrílico, pero, en fin, el cuento corto comienza así:


Existió un psicólogo tan importante como Freud, pero quizá no tan conocido, llamado Carlos Gustavo Jung. Aunque Jung fue, de hecho, discípulo de Freud, discrepaba sobre algunas de las teorías de su tutor –como las del complejo de Edipo y de Electra y las etapas anales y orales– debido a que estas no concordaban con su manera de pensar, ya que él creía que el inconsciente humano era producto del inconsciente colectivo y no de un trastorno sexual del individuo.
Para ponerlo todo más fácil: Jung descubre analogías entre el contenido inconsciente de un europeo moderno y ciertas manifestaciones de la mitología primitiva. Por ejemplo, tanto la Venus de Milo como la Venus de Willendorf son manifestaciones relacionables, en cuanto a esencia, que se encontraron en épocas y lugares distintos de la historia. Para explicar esto, Jung introdujo el concepto de arquetipo.

Un arquetipo es una energía que posee ciertas características que influyen en el inconsciente de todos los individuos, sin importar si éstos se encuentran situados en Francia o en lo más profundo de la selva amazónica. Para Jung, literalmente, un arquetipo “es energía inconsciente sin forma, que adquiere formas y cualidades diversas al volverse consciente”.




Adivinen, entonces, ¿qué tienen en común el comercial del Dr. superhéroe –también llamado “Pancho”– de Farmacias Saas, La Ilíada, Elvis Presley y Batman? Probablemente que todos siguen la línea de lo que Jung llamó el arquetipo del héroe.



El arquetipo del héroe es una energía inconsciente que se vuelve consciente en forma de símbolos. Para algunos, Britney es una heroína y, para otros, es la forma tangible del arquetipo de la villana. En el caso de la sociedad actual, a falta de mitos heroicos, surgen asociaciones inconscientes cargadas de símbolos y manifestaciones arquetipales que suplen una fantasía que ha permanecido constante en la historia del pensamiento humano: el héroe, la mujer sensual, la madre, entre otros.

En la actualidad no hay un Cantar del Mío Cid ni un Homero que cante los versos de La Ilíada. Hoy tenemos a Homero Simpson, a Paris Hilton, a Simon Cowell, a Bill Gates y… mejor paremos de contar. Pero eso no es para nada negativo, en realidad es algo completamente normal; las formas que adquieren los arquetipos cambian a través del tiempo: la energía es lo que permanece.

En esta línea de lo que es “universal y eterno” está lo que me ayudó a responder la pregunta sobre el número tres: el arquetipo de la tríada.
Lo triádico se repite en todas las culturas. De hecho, es increíble ver cómo tanto para la filosofía oriental vedanta como para la filosofía occidental de los Inca el número tres guardaba un concepto más o menos similar: 1, 2, 3… 1, 2, 3… 1, 2, 3.



El tres –3– representa armonía o disparidad y, a diferencia del dos –2–, se encuentra equilibrado por un tercer aspecto. En él se inicia la multiplicidad por ser el primer número que posee, a la vez, polaridad y un punto medio que sintetiza o disgrega a los dos extremos opuestos.

Es necesaria la existencia de un tercero que garantice el equilibrio entre dos aspectos opuestos, o complementarios. Por esto es que, inconscientemente o no, el hombre generalmente lo divide todo en tres. El tres es el primer número impar, después de la unidad, que permite seccionar sin dejar extremos opuestos inconexos entre sí. Siempre debe existir el mediador, ya sea para disgregar o para unir, porque una díada –el arquetipo del dos– constituye una relación demasiado frágil.

Quizás por esto la política venezolana se ha vuelto cada vez más complicada; quizás por esto es que muchas parejas buscan un plan “b” en su cotidianidad; quizás por esto es que los jueces del Latinamerican Idol son tres… “Quizás, quizás, quizás” .




¿Es posible encontrar a Hegel, a Jung, a Freud, a Nietzsche, a Nisbet, a May, a Campbell y a Platón en una pizarra acrílica? Es viable solo en la onda del realismo realmente mágico. Por supuesto, ni pensé todo eso en los cinco minutos que me sumergí en la pizarra acrílica, ni el tres es mi filosofía de vida. Pero lo cierto es que ese número tiene algo muy místico que va más allá de los misterios de la Santísima Trinidad o de la edad de Cristo. Para mí, los números son energía y de ella estamos compuestos todos. En este sentido, la energía triádica permanece y trasciende porque, como dicen por ahí, “ni se crea ni se destruye… solo se transforma”.