lunes, 5 de enero de 2009

Mochilero: Juan Mejía cuenta su viaje por Latinoamérica





Por Juan Mejía


Más allá de las fronteras sí existe el cambio


Mi nombre es Juan Mejia, estudio en la Universidad Simon Bolivar y ocupo el cargo de presidente de la Federación de Centros de Estudiantes. He vivido una vida normal, adaptándome a las circunstancias, a la inseguridad, desconfiando de mucha gente y cuidándome. Vivimos en tiempos difíciles. A nuestra generación, esa que nació hacia finales de los años 80’, le ha tocado vivir una época de violencia, miedo y desconfianza. Ante tal panorama hemos visto a muchos rendirse; hemos escuchado frases como: “Las cosas son así y punto”, “El venezolano es como es”, “Somos flojos”… Lo que la gente quiere saber es cómo vamos a sacar a este país adelante; qué debemos hacer, cómo nos vamos a organizar. Ese es el reto. La pregunta entonces es ¿por dónde empezar? Y eso es lo que les vengo a contar.

Colombia, Ecuador y Venezuela son países realmente cercanos. Últimamente han cobrado fuerza los nombres de cuatro ciudades que, de una u otra forma, han pasado a ser ejemplo de progreso en Latinoamérica; me refiero a Guayaquil, Quito, Bogotá y Medellín. Curiosos por saber cómo era que estaban progresando, mi hermano y yo decidimos utilizar los ahorros que nos habíamos ganado en una venta de quesos frescos que vendimos nosotros mismos.







El viaje fue realmente extraordinario. Fuimos prácticamente de mochileros: viajábamos en autobús, dormíamos en el lugar más barato que encontráramos y comíamos lo que nos alcanzara. Pero, en general, descubrimos que efectivamente la pobreza, la corrupción, la inseguridad y el desorden son problemas que sufren numerosas países de latinoamérica.

Guayaquil es la ciudad más grande de Ecuador, tiene casi cuatro millones de habitantes. Sus gobernantes y sus ciudadanos creyeron en un cambio; desde hace más de diez años la ciudad viene viviendo un proceso de transformación que la ha convertido en un destino turístico envidiable. Es poco lo que podemos contarles por aquí, pero, para darles una idea, les mostraré una breve enumeración: Guayaquil tiene uno de los aeropuertos mas modernos del país; el centro de la ciudad es impecable; la bahía, que antes era el lugar mas peligroso de la ciudad, se convirtió en el malecón más visitado del país –el Malecón 2000–; tiene medios de transporte alternativos –metro vía–; posee un barrio que fue convertido en una zona exclusiva de bares que administran sus mismos habitantes –cerro Santa Ana– y hay intervenciones por doquier en las zonas mas pobres de la ciudad –el Guasmo Sur.

Por otra parte, encontramos a Quito, capital de Ecuador, que cuenta con una geografía muy particular que consta de un valle de 42 Km. de largo y 8 Km. de ancho. Quito era una ciudad olvidada, rodeada por un anillo de pobreza; sin embargo, desde hace más de diez años se ha hecho un plan de desarrollo que asoma un futuro prometedor. Están construyendo un nuevo aeropuerto; el casco histórico es patrimonio mundial de la UNESCO y tiene una belleza impresionante; los vendedores ambulantes han sido organizados –Mercado de Lipiades–; la ciudad cuenta con un sistema de transporte alternativo –trolebús, eco vía y el metrobús– y nuevamente vemos intervenciones muy interesantes en las zonas mas pobres al sur de la ciudad –Parque Las Cuadras.

Colombia es un caso muy particular; la violencia ha, definitivamente, marcado al país. Creo que tampoco es fácil entender la magnitud de la situación que han vivido; sin embargo, les cuento tres anécdotas que quizás ilustren un poco el asunto: en 1985, un movimiento guerrillero tomó el Palacio de Justicia en Bogotá y, para sacarlo, el gobierno tuvo que meter tanques en la ciudad y derribar el recinto; durante la misma época, Pablo Escobar ofrecía un millón de pesos por cada policía asesinado en Medellín; y, en el año 1998, las FARC tomó la ciudad de Mitú, capital de una provincia.

Ante este escenario pudiéramos pensar que es imposible salir adelante; no obstante, gracias al esfuerzo de muchos estas ciudades lo han logrado. Bogotá, la capital del país, cuenta con aproximadamente diez millones de habitantes y constituye el ejemplo más claro de cómo una ciudad latinoamericana inmersa en problemas puede surgir. Cuenta con uno de los sistemas de transporte mas avanzados de Latinoamérica –el transmilenio–; tiene un centro ordenado y desarrollado; el lugar mas violento de la ciudad ahora es un parque envidiable –El Cartucho–; tiene bibliotecas publicas de calidad en las zonas mas humildes –El Tintal y El Tunal–; ha disminuido impresionantemente sus índices de violencia; y ha invertido grandes sumas en las zonas mas pobres –Ciudad Bolivar.

Medellín está completamente rodeada por barrios populares; en los años 90’ era la ciudad más insegura del mundo: tenía trescientas muertes por cada cien mil habitantes. Desde hace unos seis años su realidad ha cambiado enormemente; las obras que se han hecho son impresionantes: sistema de transporte alterno –metro y metrocable–; construcción de imponentes parques bibliotecas; recuperación de espacios públicos –el Parque de los Pies Descalzos, el Jardín Botánico y el Parque Lineal Moravia–; recuperación del centro –Paseo Colón–; ayuda a los microempresarios –Cedezos– e intervenciones en las zonas mas pobres –como la Comuna Nor-oriental– con canchas deportivas, colegios, centros de salud, recuperación de espacios públicos y medios de transporte. Hoy en día la taza de homicidios de Medellín es solo de veintisiete muertes por cada cien mil habitantes.

Estas ciudades –que hace tan solo quince años estaban en situaciones incluso peores que la nuestra– le han demostrado al mundo entero que con esfuerzo, dedicación y perseverancia las cosas sí pueden cambiar. Quisiera por un momento que creyésemos en el cambio; que soñáramos con una ciudad mejor y que pensáramos que para llegar allí tenemos que asumir una responsabilidad. Basta de creer que la transformación de nuestros pueblos no depende de nosotros. La oportunidad está sobre la mesa, solo nos queda asumir el reto y mostrarles a todos que juntos podemos lograrlo.

1 comentario:

Aur Revoir dijo...

excelente articulo! yo he tenido la misma oportunidad que ustedes en los últimos años y es realmente satisfactorio poder ver tales ejemplos en realidades tan similares a la nuestra y darnos cuentas que elementos tan sencillos como la voluntad política y la capacidad de vernos en perspectiva como ciudad y ciudadanos; nos ofrecen esos ejemplos de lo que podemos y vamos a hacer! felicitaciones