jueves, 28 de febrero de 2008

Y el Oscar es para...


“El cine (...) nos entretiene, nos da esperanza, nos lleva a lugares a los que nunca hemos llegado y, durante unos momentos, nos puede alejar de un sitio cuando queremos escapar de él. Las películas nos inspiran, nos retan y, a pesar de nuestras diferencias, representan un vínculo para la humanidad”. Éstas fueron las palabras con las que Jack Nicholson, en la octogésima edición de los Oscar, presentó el recuento de los setenta y nueve largometrajes premiados como mejor película.

El pasado domingo, en el Kodak Theatre de Los Ángeles, se celebró la entrega número 80 de los premios Oscar, en la que destacó como siempre la falta de riesgo y la gran sobriedad que acompañó los 152 metros de alfombra roja.

Por ochenta años, estos premios han loado los filmes que, luego de haber iluminado las pantallas de los cines, se han perpetuado en la memoria e ilusiones de los espectadores, bien sea por la melodía que acompañó la narración, por la dirección de la pieza o por la encarnación de los personajes en la piel de los actores. Sólo 24 categorías premiarán a un reducido grupo de películas, de las miles que se exhiben anualmente en las salas a nivel mundial, es por ello que únicamente los mejores filmes tienen la oportunidad de ganar, y en esta última entrega los más galardonados fueron: Bourne Ultimátum, There will be blood y No country for old men.

Bourne Ultimátum completa la trilogía de la saga, la cual ha ido superándose con cada estreno hasta ganarse con esta tercera entrega las estatuillas por mejor edición de sonido, mejor mezcla de sonido y mejor montaje. En esta nueva película, el amnésico agente por fin encuentra satisfechas las interrogantes que nublaban su identidad y esclarece los ecos del pasado que desde hace tres años lo atormentaban. El programa de operaciones secretas Treadstone que convirtió al personaje principal Jason Bourne (Matt Damon) en un asesino —eliminando sus recuerdos y su pasado— ha sido sustituido por el programa Blackbriar, que ha engendrado a una nueva prole de expertos asesinos que sirven al gobierno de forma anónima. Su nueva misión es destruir al antiguo agente Bourne, quien debe defenderse de ellos mientras encuentra a sus creadores para acabarlos.

There will be Blood (Pozos de ambición) hace referencia a los comienzos de la industria del crudo, época en la que se teje una trama tan lóbrega, escabrosa y viscosa como lo es el oro negro. La película es una crónica de la vida de Daniel Plainview (Daniel Day-Lewis), quien luego de ser un minero trabajador y empecinado se convierte en un empresario del petróleo. A medida que su fortuna aumenta, se enturbia la relación padre e hijo, los valores humanos son aniquilados por la corrupción, y pronto se irá sumergiendo en las tinieblas del odio y la soledad, que intenta atenuar con el dinero y el alcohol. Esta película ganó las categorías de mejor dirección de fotografía, mejor cinematografía y mejor actor principal.

No country for old men (Sin lugar para los débiles) fue la película más galardonada, obteniendo los premios por mejor película, mejor director (Joel y Ethen Coen), mejor guión adaptado y mejor actor secundario (Javier Bardem). Llewelny Moss (Josh Brolin) se topa en medio del desierto tejano con una camioneta rodeada por hombres muertos, y en su interior un cargamento de heroína y dos millones de dólares. El personaje no resiste la tentación, se apodera del dinero y planifica su huída, pero inmediatamente se desata una reacción en cadena de violencia que tiene origen en su principal perseguidor, Antón Chigurh (Javier Bardem). La ley, representada por el Sheriff Ed Tom Bell (Tommy Lee Jones), no logra seguirles los pasos a ambos y por ende no puede detener la ola de agresiones.

Entre otras películas premiadas resaltan La vie en rose (mejor actriz principal), Juno (mejor guión original) y Atonement (mejor banda sonora).


Texto escrito por Maria Alejandra Díaz. UCAB.

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